¡Porque aprender solo no mola tanto! V.2.
- Álvaro Díaz
- 16 dic 2017
- 5 Min. de lectura
Veíamos las posibilidades de realizar correctamente la organización de un aula y combinarla con los esfuerzos de los alumnos en Aprendizaje Cooperativo para crear algo bonito y que todos los miembros de la Comunidad Educativa recuerden. Algo por lo que merece la pena hacerse profesor.
Para ilustrar todo esto, os propuse una breve tarea y os dije que iba a daros la respuesta que yo había encontrado y el por qué de cada una de las elecciones que he hecho. ¡Vamos allá!
En primer lugar como siempre que se teoriza algo, es mejor comenzar por algo conocido, o algo sobre lo que ya hayas trabajado antes. Voy a basar mis elecciones en el juego desarrollado en la publicación de Aprendizaje Basado en Proyectos que trata sobre cómo adquirir conocimientos y comprender el funcionamiento de cadenas y redes tróficas. En dicho proyecto había cuatro personalidades o responsabilidades por cada equipo, denominadas Alfa, Beta, Gamma y Delta, cada una de ellas con sus correspondientes funciones y deberes. Para adecuarme pues a mi Proyecto escogeré un curso de 4º de ESO (donde se enseñan cadenas tróficas al nivel que he desarrollado dicho recurso) y agruparé los alumnos de 4 en 4 (ahora veremos lo que hacer cuando esto no sea posible).
Basándome en la premisa de que hay que seleccionar los grupos bajo tres características solamente, a mi criterio las más importantes han sido: la nota de sus evaluaciones anteriores, su nivel de motivación y por último su nivel de actitud cooperativa, siendo fundamental este último por encima del nivel de habilidades cooperativas. Como suele decirse en Aprendizaje Cooperativo, cada uno enseña y aporta lo que puede, con el objetivo último de trabajar todos a fin de aprender uno mismo.
En cuanto a nivel de roles, no he seleccionado tareas para cada uno porque creo que es necesario que todos participen de todo lo que se haga para adquirir un conocimiento más global y extenso acerca del tema que se está investigando. ¿De qué sirve que unos hagan la parte creativa si luego no se han interesado por buscar nada de información? Y viceversa. No estamos buscando algo perfecto, ni siquiera algo precioso que enseñar a todo el mundo (ojo, que si surge algo así, perfecto). La finalidad de este ABP debe ser por encima de todo aprender. Como decíamos en la publicación de ayer: aprender juntos a hacer las cosas solos.
En cuanto a los roles de organización dentro de cada grupo, estos serán los siguientes:
Alfa: el director de orquesta, tendrá la misión de mantener la paz entre los integrantes del grupo. Organizará el entorno de trabajo del propio grupo.
Beta: el encargado de asignar las tareas siempre que nadie quiera hacerse cargo de ellas. Organizará el entorno de trabajo y la colaboración con otros grupos.
Gamma: es el encargado de comunicar al tutor del proyecto los avances del mismo.
Delta: después de cada sesión, el Delta será el encargado de hacer un resumen de la misma para ellos mismos y para que el Gamma se lo entregue al tutor.
Asimismo, estas tareas no son excluyentes, tan sólo adicionales para aquel que quiera asumir el papel. Todos deberán contribuir en la búsqueda de información y en el desarrollo del proyecto.
Creo que podemos englobar el rendimiento de los alumnos en tres niveles, en base a las notas de sus pasadas evaluaciones. Existen algunos alumnos que tienen una baja capacidad intelectual pero notas en rangos medios (como Alejandro) al igual que hay otros que tienen unas buenas capacidades pero a su vez no dedican el esfuerzo necesario a sacar las notas que debieran (por ejemplo, Norma). El factor más determinante y que coincide en todos los casos es el nivel de motivación, que siempre va más acorde con las notas del alumno que las propias capacidades. Y es que cuando se está motivado, nada puede detenerte.
Lo lógico entonces, era incluir en cada grupo al menos una persona con buenos resultados académicos y una con puntuaciones bajas, así como dos (o tres en aquellos casos que lo requiera) de resultados intermedios. Se ha intentado atender siempre que ha sido posible a sus preferencias de trabajo, por supuesto para incrementar el nivel motivacional en el aula y en el grupo. Desgraciadamente esto no siempre es posible, y muchas veces unir a varios alumnos provoca que la clase se estratifique, dejando un sesgo entre alumnos de buenas calificaciones (como el grupo de David, Andrés y Enrique) y alumnos de bajas calificaciones (como Jorge en su último trimestre, al juntarse con Christopher y Borja). En los casos en los que alumnos han visto resentida su última evaluación, he optado por unirle a aquellos de sus preferibles que tienen buenas calificaciones y separarlos de los que tienen malas, para evitar crear grupos a partir de grupos propios de amigos, y que luego se refleje negativamente en el trabajo de clase.
Esta organización se realizará siempre de la misma manera, se enfrentará a un alumno de buenas calificaciones con uno de calificaciones medias, y a su lado, se pondrán enfrentadas también una pareja de un alumno de calificaciones medias y otro de bajas. De esta forma, la comunicación fluye de forma perfecta, ya que siempre que sea posible no se debería juntar directamente a alumnos con capacidades tan dispares, que no tengan prácticamente nada de lo que hablar entre sí. Si los distribuimos de esta forma, la información llega mejor a todos los miembros del grupo, desarrollando además un intercambio de conocimientos multidireccional.
Por último habría que tener en cuenta el nivel de disrupción en cada grupo, para evitar que se acumulen demasiados alumnos que enlentezcan el ritmo de la clase en un mismo grupo, y haya que estar deteniendo la misma para que retomen las tareas y, como dice un profe que es buen amigo mío, dejen de hacer el cabestro. Por ello también es fundamental ubicar la mesa del profesor de manera que los grupos con mayor capacidad de disrupción queden cerca del profe para que pueda tener control sobre aquellos tándem de alumnos que entrañan más riesgo.
Se ha procurado que los grupos con alumnos de más baja nota tengan al menos cinco miembros, mientras que aquellos con notas más irregulares quedan más cerca de la mesa del profesor. El grupo más alejado de la misma es aquel que a priori se comportaría de forma completamente autónoma y trabajaría cómodo, sin llegar a dar problemas al resto de los alumnos.
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¿Y bien? Hemos coincidido en nuestras deducciones? Seguramente no, pero como ya os dije en la anterior publicación, eso no importa, porque cada clase es un mundo. Al igual que vimos con la plasticidad cerebral, cada cerebro, cada alumno es un mundo en sí mismo, y sólo aquellos que están en contacto diario con dicho mundo tienen en si mismos las capacidades para evaluarlo y mejorarlo. No tengas miedo de innovar y de probar cosas nuevas, como dice el poeta Miguel Gane "el cementerio está lleno de cobardes".
May the Serendipity be with you!
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